El cupón del Sindicat de Cecs de Catalunya, l’Ajut Infantil de Reraguarda y el primer Banco de Sangre

Los estudios, libros, películas… sobre la Guerra Civil suelen limitarse a la vertiente bélica del conflicto, eclipsando las políticas impulsadas por los gobiernos progresistas durante la Segunda República y olvidando los esfuerzos para atender a la población más afectada por la contienda.

Sergi Hernández ha escrito una nota para betevé sobre «El Sindicat de Cecs de Catalunya, l’embrió de l’ONCE», recordando que las personas ciegas vivían de la caridad y el papel del político Roc Boronat, uno de los fundadores de ERC, para mejorar sus condiciones de vida. Boronat, responsable de Beneficència en el Ajuntament de Barcelona, recibió a una delegación que le propuso la venta de cupones como medio para ganarse la vida y obtener recursos para promover cursos, talleres, la práctica de deportes, tener un dispensario sanitario… Las autoridades republicanas se implicaron en el proyecto del Sindicat de Cecs de Catalunya, que fue disuelto después de la entrada de las tropas franquistas en Barcelona, y la ONCE continuaría con esa labor bajo el control de la dictadura.

Clara Vera Colina ha recuperado la historia de las “Mansions de Sarrià abandonades van acollir infants refugiats durant la Guerra Civil”, recordando que Catalunya recibió un millón de personas refugiadas. La protección de la infancia desplazada o huerfana fue una prioridad y, con la experiencia de las colonias escolares, Ajut Infantil de Reraguarda (AIR) de la Generalitat de Catalunya, la UGT y el PSUC encargó a la maestra Estel Cortichs Vinyals la organización de centenares de centros de acogida en los que se les alojaba, educaba, alimentaba…

También colaboraron varias ONG internacionales, como la Ayuda Sueca, los cuáqueros, Save the Children y, especialmente, la Ayuda Suiza a los niños de España (Schweizerisches Hilfskomitee für die Kinder Spaniens – Comité neutre de secours aux enfants d’Espagne) del Service Civil International (SCI), impulsada por Rodolfo Olgiati y que contó entre su voluntariado con Elisabeth Eidenbenz, Ruth von Wild, Karl Ketterer, Irma Schneider, Ralph Hegnauer, Trudi Ketterer, Maurice Dubois, Elsbeth Kasser, Willy Begert, Eleonore Imbelli, Idy Hegnauer… que jugaron un importante papel suministrando artículos de primera necesidad, ayudando a su evacuación según avanzaba el frente y atendiendo a la infancia que cruzó la frontera hacia Francia.

La maestra y enfermera Elisabeth Eidenbenz también estuvo a cargo de la Maternité Suisse d’Elne (Maternidad de Elna o Suiza) que, entre 1939 y 1944) atendió los partos de 597 mujeres republicanas exiliadas de los campos de concentración franceses y a 200 mujeres judías perseguidas por el nazismo. Para profundizar más, podéis leer los libros “Elisabeth Eidenbenz i la Maternitat Suïssa d’Elna 1939-1944 : Dones en exili, mares dels camps” de Tristan Castanier i Palau, ISBN: 978-2849740958 o “La Maternitat d’Elna : Bressol dels exiliats” de Assumpta Montella, ISBN: 9788496201590.

Y estábamos cerrando la noticia cuando Gabriela Grífol Porta ha publicado en betevé la historia de «El primer banc de sang», ideado por el profesor Frederic Duran i Jordà, que permitió transportar la sangre donada por miles de personas de Barcelona a los hospitales del frente de guerra.